miércoles, 23 de octubre de 2013

MUESTREO PROBABILISTA
Forman parte de este tipo de muestreo, todos aquellos métodos para los que puede calcular la probabilidad de extracción de cualquiera de las muestras posibles. Este conjunto de técnicas de muestreo es el más aconsejable, aunque en ocasiones no es posible optar por él. En este caso se habla de muestras probabilistas  pues no es en rigor correcto hablar de muestras representativas dado que, al no conocer las características de la población, no es posible tener certeza de que tal característica se haya conseguido.
Sin reposición de los elementos: Cada elemento extraído se descarta para la subsiguiente extracción. Por ejemplo, si se extrae una muestra de una "población" de bombillas para estimar la vida media de las bombillas que la integran, no será posible medir más que una vez la bombilla seleccionada.
Con reposición de los elementos: Las observaciones se realizan con reemplazamiento de los individuos, de forma que la población es idéntica en todas las extracciones. En poblaciones muy grandes, la probabilidad de repetir una extracción es tan pequeña que el muestreo puede considerarse con reposición aunque, realmente, no lo sea.
Con reposición múltiple: En poblaciones muy grandes, la probabilidad de repetir una extracción es tan pequeña que el muestreo puede considerarse con reposición.
Para realizar este tipo de muestreo, y en determinadas situaciones, es muy útil la extracción de números aleatorios mediante ordenadores, calculadoras o tablas construidas al efecto. Pero no es exacto
 Muestreo sistemático
Se utiliza cuando el universo o población es de gran tamaño, o ha de extenderse en el tiempo. Primero hay que identificar las unidades y relacionarlas con el calendario (cuando proceda). Luego hay que calcular una constante, que se denomina coeficiente de elevación K= N/n; donde N es el tamaño del universo y n el tamaño de la muestra. Determinar en qué fecha se producirá la primera extracción, para ello hay que elegir al azar un número entre 1 y K; de ahí en adelante tomar uno de cada K a intervalos regulares. Ocasionalmente, es conveniente tener en cuenta la periodicidad del fenómeno.
Esto quiere decir que si tenemos un determinado número de personas que es la población (N) y queremos escoger de esa población un número más pequeño el cual es la muestra (n), dividimos el número de la población por el número de la muestra que queremos tomar y el resultado de esta operación será el intervalo, entonces escogemos un número al azar desde uno hasta el número del intervalo, y a partir de este número escogemos los demás siguiendo el orden.
 Muestreo simple:
El procedimiento empleado es el siguiente: 1) se asigna un número a cada individuo de la población y 2) a través de algún medio mecánico (bolas dentro de una bolsa, tablas de números aleatorios, números aleatorios generadas con una calculadora u ordenador, etc.) se eligen tantos sujetos como sea necesario para completar el tamaño de muestra requerido. Este procedimiento, atractivo por su simpleza, tiene poca o nula utilidad práctica cuando la población que estamos manejando es muy grande.
Muestreo estratificado
Consiste en la división previa de la población de estudio en grupos o clases que se suponen homogéneos con respecto a alguna característica de las que se van a estudiar. A cada uno de estos estratos se le asignaría una cuota que determinaría el número de miembros del mismo que compondrán la muestra. Dentro de cada estrato se suele usar la técnica de muestreo sistemático, una de las técnicas de selección más usadas en la práctica.
Según la cantidad de elementos de la muestra que se han de elegir de cada uno de los estratos, existen dos técnicas de muestreo estratificado:
·         Asignación proporcional: el tamaño de la muestra dentro de cada estrato es proporcional al tamaño del estrato dentro de la población.
·         Asignación óptima: la muestra recogerá más individuos de aquellos estratos que tengan más variabilidad. Para ello es necesario un conocimiento previo de la población.
Por ejemplo, para un estudio de opinión, puede resultar interesante estudiar por separado las opiniones de hombres y mujeres pues se estima que, dentro de cada uno de estos grupos, puede haber cierta homogeneidad. Así, si la población está compuesta de un 55% de mujeres y un 45% de hombres, se tomaría una muestra que contenga también esos mismos porcentajes de hombres y mujeres.
Para una descripción general del muestreo estratificado y los métodos de inferencia asociados con este procedimiento, suponemos que la población está dividida en h subpoblaciones o estratos de tamaños conocidos N1, N2,..., Nh tal que las unidades en cada estrato sean homogéneas respecto a la característica en cuestión. La media y la varianza desconocidas para el i-ésimo estrato son denotadas por mi y si2, respectivamente.
Muestreo por conglomerados
Se utiliza cuando la población se encuentra dividida, de manera natural, en grupos que se supone que contienen toda la variabilidad de la población, es decir, la representan fielmente respecto a la característica a elegir, pueden seleccionarse sólo algunos de estos grupos o conglomerados para la realización del estudio.
Dentro de los grupos seleccionados se ubicarán las unidades elementales, por ejemplo, las personas a encuestar, y podría aplicársele el instrumento de medición a todas las unidades, es decir, los miembros del grupo, o sólo se le podría aplicar a algunos de ellos, seleccionados al azar. Este método tiene la ventaja de simplificar la recogida de información maestral.
Cuando, dentro de cada conglomerado seleccionado, se extraen algunos individuos para integrar la muestra, el diseño se llama muestreo bietápico.
Las ideas de estratos y conglomerados son, en cierto sentido, opuestas. El primer método funciona mejor cuanto más homogénea es la población respecto del estrato, aunque más diferentes son éstos entre sí. En el segundo, ocurre lo contrario. Los conglomerados deben presentar toda la variabilidad, aunque deben ser muy parecidos entre sí.


lunes, 14 de octubre de 2013

PROBLEMA:
¿Por qué un fluorescente no prende?
Las luces fluorescentes son comúnmente utilizadas debido a su bajo costo operativo. Al igual que otros accesorios de iluminación, estas lámparas a veces funcionan incorrectamente. Además de un tubo quemado, otros factores, como por ejemplo un encendedor gastado y suelto o contactos eléctricos oxidados, pueden contribuir a que una luz fluorescente no funcione correctamente. Solucionar este tipo de problemas no suele ser complicado, pero implica la inspección de varias partes de la luz.
Variables:
1)      Inspecciona el tubo fluorescente
Si el tubo fluorescente parpadea o está muerto cuando enciendes el interruptor de la luz, quita el difusor de luz, en caso de que lo haya. El difusor es la pieza de plástico que cubre la lámpara. Para sacarlo, presiona los clips o quita los tornillos que lo sujetan. Una vez removido, mira el tubo fluorescente, en busca de manchas oscuras cerca de cada uno de los extremos de la bombilla. Reemplaza el tubo si este presenta manchas, ya que ello indica que el tubo está defectuoso o cerca de su fin.
2)      Chequea los portalámparas
Empuja suavemente el tubo fluorescente en el portalámparas. El tubo debe estar ajustado en él para que funcione correctamente. Si se mueve, es posible que los portalámparas estén sueltos. Apaga la electricidad desde el disyuntor principal. Retira el tubo fluorescente para acceder a las tomas dentro de la lámpara. Enciende el verificador de tensión y apunta hacia los portalámparas, de a uno por vez, para asegurarte de que no haya corriente en ellos. Mueve los portalámparas para probar si están flojos, y si lo están, ajusta sus tornillos con un destornillador phillips.
3)      Contactos dañados u oxidados
Chequea los dientes de los portalámparas. Si están dañadas u oxidados, reemplazarlos. Utiliza un destornillador para aflojar los tornillos de los dientes en su lugar. Inspecciona los contactos al final del cableado dentro del portalámparas después de retirar los dientes. Remueve material oxidado verde o blanco en los contactos del cable con un algodón humedecido en alcohol. Lleva los dientes viejos a la tienda para saber de qué tamaño comprar. Inserta los nuevos dientes en el portalámparas y ajústalos con los tornillos originales.

4)      Reemplaza el encendedor
Los viejos dispositivos de luz fluorescente utilizan encendedores, también llamados balastos, para encender el tubo. Estos son generalmente de forma cilíndrica, de color plateado y van atornillados en la lámpara, muy cerca del tubo. Cada tubo fluorescente tiene su propio encendedor. Presiona el encendedor, y luego gíralo en sentido contrario a las agujas del reloj para desenroscar. Lleva el viejo encendedor a la tienda. El tamaño de los encendedores para tubos fluorescentes no es universal. Las diferentes marcas de dispositivos de luz fluorescente tienen sus propios encendedores de diferentes tamaños y voltajes. Busca un modelo acorde al tamaño y voltaje que figura en el viejo encendedor a la hora de comprar uno nuevo. Colócalo en el lugar correspondiente y presiona, girándolo en el sentido de las agujas del reloj hasta que esté ajustado. No lo ajustes demasiado al instalarlo.